ST BARTH AN TAN LONTAN
EXHIBICIÓN VIRTUAL 2020
24/11/2020
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THE
“ST. BARTH EN TAN LONTAN”
PAINTINGS
Remy de Haenen es un poeta que pinta. Las doce obras que componen esta exposición fueron producidas en Buenos Aires en plena pandemia de Covid-19 como válvula de escape al aislamiento. Las obras, y sus nombres en Patois, evocan una época y un lugar que ya no existen, sus años de infancia en St. Barth a fines de los 50’, un mundo encantado, una vida sencilla en comunión con la naturaleza.
Remy restaura la pureza de su mirada de niño en el camino desde la Bahía de St. Jean hasta la costa de Saline, al otro lado de la isla, adonde su padre lo enviaba a buscar provisiones para atender a los huéspedes famosos alojados en Eden Rock Guest House, hostería y hogar familiar. En esos casi seis kilómetros de subidas y bajadas, cargado con cestas y con los pies doloridos, las amplias copas de los árboles fueron un refugio de sombra contra el sol ardiente del verano. Flamboyant, Royal Poinciana, árbol de flores de fuego: sentado bajo el dosel colorido, rodeado de una belleza que entonces daba por sentada, Remy niño dejaba vagar su alma por el cielo sin horizontes, huía hacia la altura, anhelaba volar en el avión de su padre.
Es en ese rincón de su cosmos personal, en el resplandor de ese recuerdo, donde hoy teje lo real y lo irreal, lo vivido y lo imaginado, y lo vuelve arte para recuperar la libertad.
La ensoñación poética distorsiona las formas y los colores y aleja a las imágenes del detalle naturalista o pintoresco. La vibrante paleta caribeña está atenuada. Los cielos infinitos son planos de azules claros, rosados y lilas. Las flores -rojas, naranjas, amarillas- despliegan su textura espesa sobre una grilla casi geométrica de ramas oscuras, sin rastros de follaje. Cielo, mar, ramas y flores se superponen generando un ritmo de llenos y vacíos por los que se cuela la luz. La representación, mediada por la fantasía y la nostalgia, se vuelve casi abstracta, elegante como un pañuelo de seda de Hermès.
Las obras de Remy de Haenen son una ventana al pasado y, a la vez, a una eternidad de bienestar donde el niño que fue sigue viviendo y no se civiliza.
Andrea Jáuregui
Historiadora del arte